En una visita a la Universidad para ver a un viejo amigo encontré un cartel anunciador de una tesis que trataba sobre macroalgas y su papel como indicadores del estado ecológico de una masa de agua. Obviamente no pude resistirme a entrar y mezclarme entre el público que llenaba la sala, lo que prueba el enorme interés que los algandianos suscitan entre los estudiantes y entendidos en la materia.
El trabajo defendido ante tres ilustrísimos ficólogos de España y Portugal me enseño cómo a partir de las comunidades de macroalgas se pueden idear indicadores para estimar el estado ecológico (una indicación de cómo el sistema mantiene la estructura y función de los servicios ecosistémicos) de una masa de agua. El actuante presentó un indicador para las costas atlánticas (el indicador RSL) y otro para las costas mediterráneas (el indicador CARLIT) de Andalucía y cómo se pueden intercalibrar en la región del Estrecho de Gibraltar. !Para que luego digan que las algas no sirven para nada¡ Tras una hora de presentación en la que casi no podía aguantar la emoción vino una hora de preguntas enrevesadas sobre la materia. Yo estuve a punto de levantar la mano, pero el orador declamaba y rsspondía con decisión a todas las cuestiones, demostrando una pasión algandiana que se confundía con amores imposibles, pues no paró de mencionar a una tal Cystoseira, no sé si diosa de los mares, amante pasajero o género de macroalgas.
Esto es lo que los algandianos parecen decir de las aguas costeras de Andalucía.
Tras el acto, el público irrumpió en una sonora ovación. Aquello no acabó en salida a hombros del aula de milagro. Pude mezclarme con los asistentes sin ser visto en la cuchipanda posterior y tomarme una cervecilla y unas tapas de gorra para regresar a casa después de ver tal magnífica función. Ahora voy a intentar ver si con lo aprendido en el aula soy capaz de calcular el estado ecológico de las aguas de mi pueblo.