sábado, 1 de noviembre de 2014

Un cuadro con algas VI (A painting with algae VI)

Leyendo el extraordinario libro del profesor Ole G Mouritsen Seaweeds: edible, available & sustainable (Algas: comestibles, disponibles y sostenibles), lleno de anécdotas sobre el mundo algandiano, encontré la cita de un cuadro del pintor danés Carl Locher (1851-1915), un artista muy aficionado a los temas marineros. El cuadro se titula "Loading seaweeds at Hornbek beach" (cargando algas en la playa de Hornbek) y fue pintado en 1882. El cuadro muestra, en un día tormentoso, la recogida de enormes cantidades de macroalgas rojas y pardas arrojadas en estas costas. El interés por estas algas de arribazón se debe el uso tan variado que los pueblos nórdios han hecho de ellas, destacando su empleo como alimento para los humanos y el ganado o el abono de los campos.

 
 Cargando las algas en la playa de Hornbek

Quizás penséis que esta actividad sólo se llevaba a cabo en los países del norte de Europa (o en el norte de España, como ya hemos contado otras veces). Sin embargo, esta labor tenía lugar hasta hace bien poco en localidades gaditanas. Cuenta Sebastián Tirado, docto marinero y gran conversador, regente del chiringuito chipionero Entre Dunas, en su costumbrista libro "Capitán Salmedina" que tengo entre mis manos,  cómo el capitán, escondido entre las dunas, observó atónito como...

"unos mozos, al bajar a la playa, sobre los carros, venían sujetando unos enormes tridentes, que suponía de madera, una vez sobre la enorme mancha parduzca, se lanzaban sobre la misma y los clavaban sobre la masa y cual pasto del mejor trigo o maiz, lanzaban aquello al interior del carro que desprendía un enorme olor a marisco, corrompido a veces, y otras un olor a mar que apetecía comer y después, una vez cargados y chorreando agua por los bajos, se colocaban uno delante, tirando de la jáquima del lantero o animal colocado en primer término del carro y el otro detrás empujando y animando a las bestias en su marcha hacia el interior"

Este texto refleja el uso tradicional de la ceba o masas de algas que se hacía en el pueblo de Rocío Jurado para abonar los campos a la espalda de los cordones dunares.

Portada del libro de Sebastián Tirado. Gracias por la dedicatoria tan sentida.

Os recomiendo una visita al chiringuito, donde podréis degustar el mejor pescado de los caladeros de la villa marinera y una lectura de este libro, escrito con pasión, para recordar tradiciones chipioneras, muchas tal vez perdidas.

3 comentarios:

  1. habrá que seguir tan algareros consejos...
    la visita al chiringuito y la lectura del libro..que supongo es una edición local..

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  2. Sí. En el mismo chiringuito creo que te puedes hacer con él. Seguro que en tiendas de Chipiona lo encuentras.

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  3. todavía no nos hemos acercado a Chipiona...las primas lo tenemos pendiente....

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